Las protectoras APAF y APAMA que cuidan perros y gatos abandonados o en situación de maltrato, luchan por darle “la vida que todo ser vivo se merece”, demostrando su amor por los animales.
APAF- MOTRIL
El calor que aprieta en una tarde de verano no impide a Chity Rodríguez e Ivonne Smit, miembros de la Asociación Protectora de Animales APAF de Motril, acudir al terreno donde viven algunos de los perros rescatados y que tienen “más difícil” encontrar una familia que los quiera en adopción por su edad o su tamaño a pesar de que, nada más oler a quienes saben que los cuidan, se acercan a la puerta a recibirlas con ese gracioso movimiento de cola con el que estos animales demuestran su cariño incondicional.
APAF comenzó su labor hace una década constituyéndose como asociación para poder ayudar a sus “peluditos”, como Chity los llama con cariño, dentro de toda la legalidad.
Hasta el momento, “sería imposible enumerar a cuántos animales se les ha dado ayuda” pero, en la actualidad, hay cinco personas trabajando como voluntarias además de otras cuántas que han ofrecido sus casas para tener a los animales en acogida hasta que encuentren un hogar de adopción definitivo y “dos perros en una residencia que hay que pagar”.
“Se puede pasar del amor al odio en medio mes” cuentan Chity e Ivonne mientras llenan los comedores de pienso y arroz bajo la atenta mirada de ‘Maca’, una mestiza simpática y extrovertida. Y es que se han tenido que encontrar con “verdaderas barbaridades” que tendrían una solución ya no sólo en aumentar las penas por maltrato animal sino en “la educación y la concienciación desde niños de la sociedad”.
‘Fénix’ es un claro ejemplo de superación, cuenta Chity Rodríguez, quien no se resistió a dejarlo morir y a día de hoy disfruta de la compañía de este pequeño viejecito. Encontraron a este pequeños Yorkshire entre escombros, sin pelo, con una enorme capa de parásitos en su piel y pesando apenas 900 gramos. Sin dudarlo, lo cogieron, le proporcionaron una pastilla para los parásitos, lo lavaron y lo llevaron al veterinario quien, si en un principio no dio ningún tipo de esperanza, después vio como ‘Fénix’ resurgía de las cenizas.
La valentía también llama a la puerta de los voluntarios de las protectoras para tener que enfrentarse con personas que no cuidan de sus animales: “Me tuve que meter en una casa y decir que me llevaba al perro pasara lo que pasara después de llevar varios días viendo el maltrato y que nos avisaran los vecinos”.
No todo son penas, aunque las haya más que alegrías, y este pasado año el duro trabajo ha tenido como resultado que se hayan dado en adopción a alrededor de una veintena de animales, incluido ‘Guille’ quien hace pocos días viajó hasta Inglaterra con su nueva familia. Y es que hay muchos países europeos que nos llevan “muchísima ventaja” en esto de la adopción de animales hasta llegar a la panacea que para ello ha supuesto Holanda, “donde se ha conseguido que no haya ningún perro abandonado”, asegura Smit.
“No le damos un animal a cualquier si no consideramos previamente que lo va a cuidar como debe ser”, narra Chity quien asegura que han llegado a recibir la llamada de una madre que “quería que le lleváramos un perro en ese mismo momento porque su hija tenía una rabieta”. Un pequeño test para conocer la persona y un contrato de adopción y esterilización son los requisitos esenciales para que la protectora entregue a uno de sus animales.
APAMA - ALMUÑÉCAR
Esta misma filosofía y este mismo amor por los animales fueron los que llevaron a un grupo de personas a crear hace un año y medio la asociación APAMA en Almuñécar que en la actualidad cuenta con una treintena de socios y siete casas de acogida, aunque han llegado a tener 20.
Así lo ha contado a Infocostatropical su vicepresidenta, María Contreras, quien asegura que un grupo de amantes de los animales, con la colaboración de algunos veterinarios, hicieron que APAMA viera la luz. En la actualidad tienen siete perros en acogida y otros cinco viviendo en una residencia.
La Policía Local es quien, en la mayoría de los casos, avisa a los miembros de la protectora sobre un caso de abandono y maltrato y ya son ellos los que se hacen cargo del animal. Para APAMA el caso más duro se lo encontraron con ‘Draco’, un perro abandonado en la zona del río, enfermo de Leishmania a quien habían pegado para echarlo. “Los conocidos como perro potencialmente peligrosos (PPP) son los más perjudicados por el maltrato y en las peleas ilegales: “En una ocasión encontramos un Pitbull Terrier que, de una paliza, sangraba por la nariz y vomitaba sangre o un Bulldog francés que permanecía al sol, que había perdido el pelo y no tenía comida”.
Que se trate de un perro de raza o mestizo es un dato irrelevante, a todos se les trata como si fueran juguetes: “Hemos tenido un cachorro de tres meses que costó 700 euros, que fue un regalo para una novia pero sus padres no lo querían en casa”, recuerda María quien asegura que, a pesar de todo, los que peor lo tienen para encontrar una familia son los mestizos y los perros más grandes.
Afortunadamente, hay mucha gente concienciada, especialmente familias jóvenes que “adoptan” perros abandonados en sistema de acogida que luego se quedan por amor”.
Pero la realidad es que ambas asociaciones necesitan financiación para poder mantener su labor, de la misma forma que piden colaboración a las familias de la costa para que adopten o acojan perros abandonados, aunque sea de forma temporal.
Además de las aportaciones económicas de los propios voluntarios, hacen rifas, venden lotería, cuentan con el apoyo de veterinarios y peluqueros caninos que les hacen “más que un descuento” en sus servicios. Mercadillos y cualquier improvisación como “vender un bocadillo o hacer selfies perrunos” con buenas ideas para lograr dar a esos seres que desprenden un amor incondicional sólo con la mirada qué es un hogar, una familia y tener amor.