Numerosos almuñequeros tuvieron la oportunidad de conocer mejor la vida de Ángel Ganivet gracias al Grupo Teatral de la Fundación “Martín Recuerda” que representó en el auditorio sexitano de la Casa de la Cultura la obra del dramaturgo granadino José Martín Recuerda que lleva por título “Los últimos días del Escultor de su alma”.

La obra, bajo la dirección de Marta Sánchez, se celebró con éxito artístico y en la misma se contextualiza en los días previos a la muerte del pensador y diplomático granadino, Ángel Ganivet, en Riga, donde desempeñaba el cargo de cónsul español. Martín Recuerda pretendía explicar, dramatúrgicamente, una sublimación del quehacer como escritor, filósofo, poeta y dramaturgo más que como diplomático, y su lucha por la ética moral y política por su España finisecular.

El acontecimiento teatral, que fue estrenado en la localidad sexitano, contó con la colaboración de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Almuñécar y rescataba el pensamiento del artista y filósofo Ganivet de increíble actualidad político-social de España.

EL reparto de esta obra estuvo conformado por conocidos actores y actrices de larga trayectoria en Salobreña y Almuñécar, pues muchos de ellos participan en diversos talleres municipales y grupos de teatro de la Costa granadina. Así Mario Navas encarnó todo el protagonismo al representar a Ángel Ganivet, acompañado por la sexitana, Cristina Montes, así como Maribel Varona, Silvio Rivas, Paco Blanco y Marta Sánchez. La producción fue de la Fundación Martín Recuerda, dirigida por Paco Palomares, y el vestuario de Modas Trendy, correspondiendo la iluminación de Gustavo Funes.

La obra “Los últimos días del Escultor de su alma” es una creación tardía del escritor, que se encuadra dentro de su ciclo de “teatro histórico”, que fue concebida y escrita en Salobreña, residencia final de Martín Recuerda, con el objetivo de rendir tributo y homenaje a otro granadino universal, Ángel Ganivet, para que fuera incluida entre actos que se prepararon en Granada para la conmemoración en 1998 del centenario de su fallecimiento en Riga, Letonia, a finales del siglo XIX.