El pasado 27 de abril el grupo de teatro de Salobreña junto con la actriz sexitana Cristina Montes, actuaron en Cartagena en el XVIII CERTAMEN NACIONAL ISIDORO MAIQUEZ. Un concurso de ámbito nacional donde participaban grupos desde Barcelona, Valencia, Granada, Murcia y otros.
La asociación “El día que me quieras” con su obra ya galardonada en otros certámenes, “La Casa de Muñecas”, consiguió traerse a la costa granadina 2 premios. Se le otorgó a Maria Teresa Linde por el papel de la Señora Rank y un segundo premio Accésit al mejor vestuario, premio que se reparte entre las sexitanas Isabel Sánchez Montes, Mari Carmen Ruiz Boto y Creaciones Trendy de Salobreña.
Ésta fantástica obra que representó tanto en salobreña como en Almuñécar y que tuvo tan buena acogida, sigue su gira participando en concursos, certámenes y muestras.
Es una obra que tiene una carga muy fuerte de valores femeninos y qué representa muy bien por todo lo que ha tenido que luchar la mujer hasta llegar a nuestros días. Escrita por Henrik Ibsen y estrenada en 1879 critica fuertemente los valores matrimoniales, religiosos y morales de la época, lacras que siguen afectando a la sociedad actual.
“Con éstos tres premios que llevamos en 2 años: mejor actriz, mejor actriz de reparto y mejor vestuario, queremos desde el grupo agradecer la participación, además de la realización por los esfuerzos que hacen las organizaciones de dicho certámenes, haciendo que el teatro amateur pueda expandir, compartir y aprender entre todos los grupos de todo el país” afirma Gustavo Funes, Director.
Éste grupo fundado entre Salobreña y Almuñécar espera volver a representar la obra en sus mismas localidades para todos los que no tuvieron oportunidad. “Y agradecer a todos los que nos siguen en Facebook. Sin vosotros no sería posible”, añadía Cristina Montes, actriz.
Sinopsis:
Nora tiene una familia perfecta. Reina la felicidad en su hogar gracias a los esfuerzos que ella hace para complacer a su marido. Todo funciona a la perfección hasta que descubre que los principios de esa felicidad están asentados sobre los cimientos de la apariencia. Nora se da cuenta que el matrimonio no más que un juego que la aprisiona entre los muros invisibles de una casa de muñecas.