Como consecuencia de la violencia de género, alrededor de 900.000 menores viven expuestos a ella sufriendo importantes consecuencias para su salud.
De entre esos menores, unos 600.000 sufren además violencia directa, puesto que el padre que entiende que la violencia es una forma adecuada de resolver los problemas, también la utiliza contra sus hijos e hijas.
La inmensa mayoría de estos hombres son considerados por el vecindario y sus entornos como " buenas personas", "cordiales", "buenos padres", "maridos estupendos", "grandes amigos", "vecinos atentos y considerados", "trabajadores"..., tal y como muestran las informaciones que ofrece la gente que tenía alguna relación con estos hombres al ser entrevistada tras un feminicidio, cuando son realmente asesinos y maltratadores.
Es necesario que la sociedad reaccione, es necesario mostrar un rechazo contundente ante los maltratadores, y ante aquellas personas que les justifican y que les defienden con argumentos machistas.
Un maltratador no es buen padre.
Nuestros hijos o hijas, tienen derecho a vivir una vida libre de violencias.