Estaba con mi buen amigo Emi hablando de Marco Toro mientras paladeábamos las migas de César (por cierto, canela fina) cuando le comenté el resultado de José María Toro. Tercer clasificado en la General y primero en su Categoría en la II Edición del Riders Running de Alhama de Granada del pasado día 17 de este mes con un tiempo de 56 minutos 48 segundos, le repetí con énfasis. ¡En menos de una hora tío!
Emi me preguntó que era eso de "Riders" y le tuve que explicar que consiste en un recorrido compuesto por 40 obstáculos, naturales y artificiales como vallas, muros inclinados, charcos, paso sobre pirámides de madera, muros, neumáticos, pacas, alambradas, escaleras, trincheras de barro, fuego, arrastres, acarreos y monkey bars entorno a una distancia de 10km.
Al llegar a meta no solo ocupó el tercer cajón del podio de la Clasificación General y además subió al peldaño más alto en su Categoría. Sino que evitó el atraco de un banco, ayudó a un señor mayor a cruzar la calle, le llevó a una anciana sus bolsas de la compra a casa y encontró a un niño que se había perdido llevándolo junto a sus padres. Para finalizar, se vino de Alhama andando hasta Almuñécar para soltar piernas...
Con cara de asombro, "el Gravesen" de Madrid y fichajazo de Olympia, me volvió a preguntar, no sin antes tomar un trago de cerveza, si acaso el hermano del Toro era Máximo Décimo Meridio, Comandante de los Ejércitos del norte, General de las Legiones Fénix, leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio. Padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada y el que alcanzará su venganza en esta vida o la otra.
No me quedó más remedio que, afirmando con la cabeza, decirle que siendo hermano de Marco, tiene mucho ganado por eso del ADN, pero que sufrió una evolución (positiva) desde que conoció a Josep Pedrerol y se fotografió con Tomás Roncero aquella fría y a la vez caliente noche del 27 de Febrero.