La sequía ha venido para quedarse y las altas temperaturas suman problemas. Una amenaza real y muy preocupante. ¿Se está haciendo lo suficiente?
Hoy se conmemora el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía 2024, principal causa de incendios forestales, falta de agua y terrenos de cultivo improductivos en España y el mundo
El 75 % de España está en riesgo de desertificación y el 11 % ya tiene riesgo muy alto. En el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía 2024, 17 de junio, Greenpeace quiere pone el foco en la comunicación del agua y en evitar falsas creencias extendidas, como que las lluvias torrenciales como las que hemos tenido en el mes de abril y mayo compensan los periodos de sequía, o que las desaladoras subsanarán la falta de agua.
Prevenir y gestionar la escasez de agua y la desertificación es mucho más que mirar al cielo por si hay nubes o revisar el porcentaje de agua embalsada. La situación es grave y muy crítica en España y la sequía persiste como un problema estructural que afecta cada vez a más regiones. Tanto es así que casi 12 millones de personas en España viven ya con limitaciones en el uso del agua. Por eso, en el marco de la celebración del Día contra la Desertificación y la Sequía 2024 (17 de junio), la organización ecologista demanda medidas urgentes para mejorar la nefasta actual gestión del agua.
La sequía amenaza al planeta. Nuestros campos se secan, los cultivos de frutas y hortalizas peligran, el día a día y las comodidades a las que estamos habituados podrían desaparecer antes de lo que podríamos imaginar. El cambio climático del que tanto hemos escuchado hablar ya es una realidad y los periodos secos son cada vez más intensos y duraderos. “Cada vez hará más calor y lloverá menos en España. 7 de las 10 cuencas hidrográficas con mayor sequía de Europa están en España.
El año más seco hasta el momento ha sido 2017 con solo 468 mm. Y en 2050, 27 millones de españoles vivirán en zonas de estrés hídrico”, señalan los expertos.
Y si esto ya nos parece grave, hay que sumar el aumento en los usos y consumo de agua en nuestras ciudades, especialmente en las zonas turísticas. Cultivos en regadío creciendo de forma descontrolada a pesar de la falta de agua, e incendios provocados o accidentales amenazando bosques y zonas especialmente castigadas por la sequía.
Todo esto nos lleva a lamentarnos sin respuesta.
Lamentarnos profundamente por la falta de infraestructuras que eviten el derroche del agua. Lamentarnos por el retraso de las canalizaciones en presas y embalses. Lamentarnos del descontrol en la concesión de licencias para el aumento de cultivos que requieren mucha agua. Lamentarnos de la ausencia de políticas hídricas que frenen esta desertización, lamentarnos de la falta de inversiones en desalinizadoras. Lamentarnos de no ser capaces de reaccionar y actuar antes de que sea demasiado tarde.
Cada vez hace más calor. Cada vez llueve menos, cada vez tenemos menos agua y cada vez la derrochamos más. La sequía ha venido para quedarse y la pregunta no es otra que: ¿Estamos haciendo lo suficiente para frenar el problema y las graves consecuencias que nos traerá más pronto que tarde?
PLAN PREVENCIÓN ALTAS TEMPERATURAS
Andalucía ya ha activado hasta el 30 de septiembre el Plan de Prevención de Temperaturas Excesivas Los grupos de riesgo son los mayores de 65 con patologías o que vivan solos, los lactantes, las embarazadas y las personas sin hogar El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento del Plan Andaluz para la Prevención de los Efectos de las Temperaturas Excesivas sobre la Salud 2024, que se activó el pasado 16 de mayo y estará operativo hasta el 30 de septiembre, si bien se ha introducido un criterio de flexibilidad en el plan que permite su activación fuera de este periodo: desde 15 días antes y hasta 15 días después si fuera necesario.
El objetivo general de esta edición del plan, establecido en coordinación con el Ministerio de Sanidad, es reducir el impacto sobre la salud de la población de las temperaturas de calor extremas, en tanto que numerosos estudios epidemiológicos muestran un aumento significativo de la mortalidad por encima de un determinado umbral térmico, y se ha demostrado que las temperaturas extremadamente altas inciden directamente sobre la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias. De este modo, sus objetivos específicos son reducir el impacto sobre la salud asociado al incremento de la temperatura estival y a posibles olas de calor, aunando las medidas necesarias por parte de las distintas administraciones implicadas; establecer un sistema de coordinación e intercambio de la información entre las instituciones implicadas y centrar los esfuerzos preventivos en las poblaciones de riesgo de morbilidad y mortalidad por causa de temperaturas elevadas, identificándolas y estableciendo un seguimiento personalizado con los recursos ya existentes. La estrategia del plan está basada, por una parte, en la predicción de la ocurrencia de olas de calor a partir de la información facilitada a diario por la Agencia Estatal de Meteorología, y, en paralelo, se han establecido los grupos de riesgo potenciales y definidas las alertas de por exceso de temperatura.
En concreto, se considera población en especial riesgo las personas mayores de 65 años que tengan una o más patologías como EPOC, insuficiencia cardiaca, demencia, insuficiencia renal, obesidad excesiva, hipertensión o diabetes mellitus, y que tomen alguna medicación tipo diuréticos, hipotensores, anticolinérgicos, antidepresivos y psicótropos; además de los mayores de 65 años que vivan solos o con su cónyuge también mayor de 65 años que tengan algunas de estas patologías o tomen este tipo de medicación. Además de cualquier persona que viva sin hogar o solo que tenga estas patologías o tome esta medicación. Asimismo, están consideradas población de riesgo las mujeres gestantes, las personas sin hogar o en exclusión social, las personas con discapacidad y algún otro factor de riesgo personal, ambiental, social o laboral; las personas incluidas en el Proceso Asistencial Integrado del trastorno mental grave y menores de cuatro años, especialmente lactantes.
Finalmente, se considera que debe prestarse especial atención a los ámbitos domiciliarios de personas mayores, a residencias de personas mayores y a las áreas con alta marginalidad. Para ello se cuenta con los distintos programas puestos en marcha en estos ámbitos por los distintos organismos competentes que participan en el plan, como el Servicio Andaluz de Salud, el Centro de Emergencias Sanitarias 061, Salud Responde, el Servicio Andaluz de Teleasistencia, 112 y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias.
NIVELES DE ALERTA
En cuanto a los niveles de alerta se dividen entre 0 (ausencia de riesgo), 1 (bajo riesgo, amarillo), 2 (riesgo medio, naranja) y 3 (riesgo alto, rojo), si bien, debido a la variación geográfica, la adaptación de la población y de los hábitos y condiciones de protección, se establecen distintos niveles del umbral a partir del cual se detecta o puede hablarse de incremento de los efectos de las altas temperaturas sobre la salud con datos locales.
Coordinación e información La estrategia del Plan Andaluz para la Prevención de los Efectos de las Temperaturas Excesivas sobre la Salud 2024 establece también la información anticipada a los organismos implicados, profesionales sanitarios y de los Servicios Sociales, y a la población general sobre el propio Plan, los efectos del calor excesivo y las situaciones calificadas como alerta que se produzcan. Además, fija el modelo de coordinación con las administraciones y entidades públicas y privadas competentes en la identificación, seguimiento y atención de los grupos de riesgo establecidos, e implanta un Sistema de Información y Vigilancia.
En caso necesario, se alerta a los dispositivos asistenciales, tanto de atención primaria como hospitalaria; y establece un sistema de información sobre morbilidad atendida y mortalidad. Así, una vez conocida la previsión de temperaturas a tres días, en coordinación con el Ministerio de Sanidad, la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica informa del riesgo por provincia (niveles amarillo, naranja o rojo) a las delegaciones territoriales de Salud y Consumo, de Educación y de Turismo, así como al servicio de Teleasistencia, 112, la FAMP y a la Inspección Central de Servicios Sociales, que, a su vez, lo comunican a los hospitales y distritos sanitarios, hospitales concertados y agencias sanitarias, centros escolares, ayuntamientos y centros de Servicios Sociales.
En relación con las medidas que se toman en el presente año, debe tenerse en cuenta que en Andalucía se ponen en marcha, desde hace tiempo, programas de actuación ante el periodo estival enmarcadas dentro del Programa Salud Verano de la Consejería de Salud y Consumo y del Plan de Alta Frecuentación del Servicio Andaluz de Salud. En ambos existe un área dedicada a las consecuencias para la salud de las altas temperaturas.
En paralelo existen planes sectoriales en esta materia, como el Plan de Actuación de la inspección central de Servicios Sociales; el Plan de Actuación de la FAMP; el Plan de Actuación de la Consejería de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa; el Plan de Actuación de la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional-m; el Plan Andaluz de Urgencias y Emergencias (Plan de Alta Frecuentación) o el Plan de Actuación ante las temperaturas extremas en Unidades de Salud Mental Comunitaria. Efectos de las altas temperaturas en la salud
La exposición a elevadas temperaturas provoca efectos directos en el organismo, que, de menor a mayor gravedad, pasan por el estrés por calor, definido como las molestias y tensión psicológica asociada con la exposición a elevadas temperaturas; el agotamiento por calor, que es una moderada enfermedad debida a la depleción de agua o sal. Los signos y síntomas incluyen intensa sed, debilidad, malestar general, ansiedad, vértigo, mareos y dolor de cabeza, aunque la temperatura corporal puede estar normal, por debajo de lo normal o ligeramente elevada (por encima de 40ºC). Así, el golpe de calor es una enfermedad caracterizada por una elevada temperatura corporal de origen central, que se incrementa por encima de 40ºC y con una disfunción del sistema nervioso central que resulta en delirio, convulsiones o coma.