El delegado territorial de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía en Granada, José Javier Martín Cañizares, ha entregado el distintivo 'Andalucía, Calidad Artesanal' a la tejedora de la Alpujarra granadina, Ana Martínez. La Junta reconoce así la calidad y procedencia de los productos confeccionados en su taller del municipio de Bubión, en concreto, de las jarapas y tapices que allí elabora desde hace más de treinta años. Así lo ha celebrado hoy, 9 de agosto, Martín Cañizares que ha puesto en valor el proceso productivo, los útiles y materiales empleados en la confección de las jarapas y tapices ideados y creados por esta artesana.
Pero también la Junta ha tenido en cuenta sus técnicas de producción y fases de elaboración de los mismos, sus diseños, formas y acabados "que dan como resultado verdaderas joyas textiles", ha expresado. Ana comenzó a escribir la historia del telar de jarapas Hilacar hace treinta y seis años. Entonces tenía veintisiete y preparaba unas oposiciones en la capital granadina pero la celebración de un curso sobre telares en Pampaneira le hizo cambiar de rumbo. Canjeó el temario por los harapos y fue entonces cuando decidió "probar suerte en este oficio por el que he luchado tantos años".
Desde entonces escribe con a las palabras que han marcado su vida: artesanía, Andalucía y Alpujarra, comarca de adopción que la vio nacer y crecer como tejedora hasta alcanzar el reconocimiento de 'Maestra Artesana' en 2012. Venía de un pequeño pueblo de Almería, María, donde jamás tuvo contacto con el oficio hasta que su "curiosidad e interés" la llevaron a dar un giro de guion a su vida. Dejó los apuntes y se trasladó a la Alpujarra, hasta hoy.
Desde allí procuró formarse en un oficio, el de tejido en bajo lizo, en "peligro de extinción: antes había telares en todos los pueblos de la Alpujarra granadina, pero en la actualidad sólo queda el mío", un tesoro artesanal guardado con mimo en su taller de la calle Carretera 29, en Bubión.
Desde allí, su empresa Hilacar ha anudado con firmeza el pasado y el presente del oficio, aunque el futuro sea incierto. A sus sesenta y cuatro años, Ana Martínez vislumbra su jubilación sin que, por ahora, tenga relevo. "Me encantaría que alguien se quedase con el telar y continuase con la labor de preservar este oficio, pero por ahora no tengo a nadie", ha trasladado la tejedora al delegado.
Martínez confiesa que su camino no ha sido fácil. "La curiosidad y el interés que despertó en mí este trabajo hizo que buscase toda la formación posible para poder dedicarme profesionalmente al arte del tejido en bajo lizo, recuperando así una parte de la artesanía textil de la Alpujarra granadina".
Fundamentalmente autodidacta, esta artesana encontró respuesta a sus inquietudes formativas en la Escuela de Arte de Motril, así como en numerosos encuentros, ferias nacionales e internacionales a las que ha asistido durante más de treinta años, conocimientos que hoy en día tiene la generosidad de compartir con las nuevas generaciones en numerosos talleres, jornadas y proyectos de cooperación internacional en los que participa.
Fuerte presencia en redes
Además del distintivo ahora recibido, su taller es uno de los tres puntos de interés artesanal declarados por la Consejería de Empleo en la provincia de Granada, junto al de Mercedes Carrascosa (en Pampaneira) y el de Alfarería Blas Casares, Hermanos Casares (en Monachil). Pero si Ana Martínez destaca en otro plano es por su fuerte presencia en las redes sociales por las que se ha convertido en una verdadera community manager y creadora de contenidos con la ayuda del Centro de Innovación Turística de Andalucía (Andalucía Lab) y del Área de Comercio de la Consejería de Empleo que le ha concedido varios incentivos para el desarrollo de su estrategia de marketing, tienda on line y gestión y mantenimiento de sus redes sociales.
Con perfiles profesionales en Facebook, X (antiguo Twitter), Instagram y Youtube, esta artesana ha sabido aprovechar las bondades de los nuevos canales de comunicación para ganar clientes y visibilidad aunque Martínez destapó su visionaria estrategia hace casi veinte años creando una de las primeras páginas webs comerciales de su sector. Consciente del poder de posicionamiento de las redes, esta artesana ha tejido otra con clientes de todo el mundo para los que trabaja por encargo. Además, hay una tendencia que alimenta la esperanza de esta prestigiosa tejedora y que se basa "en la recuperación del valor de los productos artesanos", que se traduce en un aumento de pedidos y nuevos clientes. Hasta Bubión llegan cada semana decenas de personas deseando conocer los entresijos de un taller más propio de una novela de María Dueñas que de una historia real del siglo XXI.