Brindemos por un 2025 de alegría y esperanza
Mariló Joya.
Queridos amigos de Infocosta. Otro 31 de diciembre en 20 años, nos encontramos aquí para despedir este 2024 que se acaba dejándonos un balance repleto de momentos terribles en el recuerdo, que nos hacen plantearnos con cierto temor nuestro futuro más inmediato.
Este 2024 ha estado marcado por la continuidad de la guerra de Rusia contra Ucrania y el conflicto en Oriente Medio entre Israel y Palestina. Miles de víctimas inocentes han pasando antes nuestros ojos en cada informativo del día, sumándose a las de los asesinatos de género que crecen y crecen. También han tomado gran protagonismo los graves efectos del cambio climático en nuestro día a día, sin olvidar, una crisis política sin precedentes.
Sentada ante la pantalla de mi ordenador y mientras buscaba una fórmula que me ayudara a escribir esta editorial sin caer en lo excesivamente negativo, dando un mensaje algo más optimista, una sacudida de amor y alegría me ha invadido por completo, recibiendo ese empujón de ilusión que tanto necesitaba para afrontar este 2025 con mucha esperanza.
Pensaba hablaros del efecto de las guerras y los desastres naturales, cada vez más cercanos y dramáticos. De la necesidad de regular el mal uso de las redes sociales en nuestros jóvenes y en nosotros mismos, enganchados al móvil en el silencio del hogar mientras al fondo la televisión nos muestra imágenes que preferimos evitar ver, como si así no nos pudieran afectar.
También quería hacer mención a la situación política en nuestro país en manos de una clase de políticos más preocupados por salvar sus sillones y sus bolsillos que en dar solución a los problemas reales de una sociedad duramente castigada por la subida de los precios, viviendas indignas con precios inasumibles, impuestos abusivos que nos roban la mitad de lo que ganamos, gracias a la labor de unos gobernantes que viven ajenos a sus propios escándalos, inmunes ante la justicia y carentes de cualquier atisbo de honestidad y decencia.
Pero, ¿Qué podemos hacer nosotros? ¿Esperar a otras elecciones? ¿Creer que otros gobernantes lo harían mejor? ¿Manifestarnos, protestar...? Nada. No haremos nada. Nunca hacemos nada. Y es que somos expertos en criticar en la barra de los bares la que nos ha caído, al igual que no hay quien gane a muchos a la hora de insultar a diestro y siniestro en las redes sociales porque allí sí se puede decir de todo y no pasa nada.
De todo esto quería hablar en profundidad, esa era mi intención, analizar el 2024 con detalle. Pero al final he decidido que no. Hoy no. Sería todo en clave negativa y este 31 de diciembre de 2024 no lo merece.
Hablaré del futuro con ilusión. Os pediré que nos impliquemos todos en hacer de nuestro entorno un lugar mejor. Debemos conseguir poner fin a las polémicas absurdas, a los insultos anónimos, a las faltas de respeto y la intromisión en los personal cuando más duele. Esto no debe ser así porque solo conduce a generar más odio, rencor y división. Y eso no es bueno para nadie.
Tenemos que pedir al 2025 un año repleto de valores personales. Respeto, honestidad, solidaridad... esa misma solidaridad que nos mostraron los más jóvenes cuando se lanzaron a las calles de Valencia para ayudar a los que tanto apoyo necesitaban, por el simple hecho de hace el bien. Jóvenes, esa generación que algunos consideran "perdida", que nos dieron una gran lección demostrándonos que son buena gente, que ellos pueden trabajar por otros y que no temen a nada.
De ellos aprendimos que es nuestra obligación conseguir un mundo, un país y un hogar en el que nuestros hijos y nietos aprendan de sus mayores que esos valores marcarán en positivo sus vidas y las de los que vengan detrás. Es nuestra obligación enseñarles a respetar, ayudar, aprender e implicarse en ayudar a los que más nos necesitan. Asumamos que ahora esa labor es cosa nuestra.
Hoy pensaba animaros a que en vuestros brindis por el año nuevo pidamos a modo de mantra luchar por un mundo mejor, pero ahora quiero añadir al brindis más peticiones: Que recordemos que la salud es nuestro motor, que la familia es el núcleo de todo lo que somos y vivimos y que nos debe mover el amor y la esperanza para poder disfrutar, abrazar y besar desde la alegría de estar juntos.
Por lo tanto, alzo mi copa para chocarla con las vuestras (diga lo que diga el protocolo).
Quiero pedir por los que están, por los que se fueron y especialmente por los que llegarán. Pido que el 2025 sea un año maravilloso porque entre todos vamos a darle un rumbo nuevo y mejor.
Acompañadnos en este brindis con todas vuestras fuerzas y sed felices. Yo me comprometo a intentarlo.