El Colegio de Abogados de Granada reconoce la dedicación y profesionalidad de los colegiados que cumplen 25 y 50 años de ejercicio
Casi 2.500 años de experiencia profesional se congregan en la entrega de los Botones de Oro y Plata de la Abogacía granadina. También distingue al Granada C.F. y a la funcionaria de auxilio judicial Rocío Alarcón Gómez
El Salón de Actos del Colegio de Abogados de Granada respiraba esta mañana sapiencia jurídica, la que reúnen los 95 homenajeados por la Corporación profesional con los Botones de Oro y Plata que la Abogacía granadina entrega a los colegiados que cumplen 25 y 50 años de colegiación, respectivamente, como parte de los actos en honor a su patrona, Santa Teresa. En total, 2.450 años de experiencia profesional bajo un mismo techo.
“Es digno de celebrar y es también un momento en la vida para detenerse a reflexionar y ser conscientes de que hemos sido capaces de llegar a esta fecha en el ejercicio de una profesión tan difícil como es la abogacía”, ha destacado el decano del Colegio, Leandro Cabrera, durante la solemne ceremonia, acompañado por el decano emérito José María Rosales de Angulo, los colegiados de honor Javier López y García de la Serrana y Fernando Mir, y la Junta de Gobierno.
El momento culmen del acto ha llegado con la entrega de los Botones de Oro a Francisco García García (que no ha podido asistir al acto), Francisco Antonio González Gómez y Juan Antonio Gimeno Llano por su medio siglo de fidelidad, compromiso y perseverancia. “No sólo habéis ejercido la profesión durante 50 años, sino que habéis sido un ejemplo para las generaciones que venían detrás”, ha comentado Cabrera sobre los homenajeados, de los que ha valorado su “trabajo, maestrazgo y bonhomía”. Ha sido Gimeno Llano el encargado de ofrecer unas palabras al nutrido público asistente, repasando con emoción medio siglo de ejercicio y resaltando la importancia de la formación, los valores y la vida colegial.
Previamente ha tenido lugar la imposición de los Botones de Plata a los 92 compañeros que suman un cuarto de siglo de trayectoria profesional, lo que también da para muchas anécdotas y cierta nostalgia que bien han rememorado los colegiados Mª Carmen Ruiz-Matas Roldán y Francisco Pestíñez Vílchez, encargados de dar un discurso en nombre de su promoción. “Estáis en vuestro mejor momento, ya que contáis con la fuerza de la juventud aún no perdida y el conocimiento y experiencia que dan 25 años de trayectoria”, ha añadido Cabrera, instando a los letrados a desarrollar su labor con responsabilidad. “Cuando recibís a un cliente, cuando habláis con un compañero, cuando asesoráis a una empresa o cuando os tomáis una cerveza, sois abogados y debéis comportaros con la dignidad que conlleva esta profesión, porque cuando la gente os ve a cada uno de vosotros ve a la abogacía”, ha indicado el decano.
Asimismo, la Abogacía granadina también ha querido homenajear a aquellas instituciones y profesionales que contribuyen a mejorar la actividad profesional y colegial. En concreto, en esta ocasión, el director general del Granada C.F., Alfredo García Amado, ha recogido la distinción otorgada a su club por su relación histórica con la Corporación profesional, su labor social y la colaboración directa con el Colegio. Por su parte, el decano también ha entregado una placa a la funcionaria de auxilio judicial del Juzgado de Instrucción nº 4, Rocío Alarcón Gómez, por trabajar con excelencia y cariño y hacer la vida más fácil a los abogados.
Previamente a la ceremonia, en la iglesia de las Carmelitas Descalzas, se ha oficiado la tradicional eucaristía en honor a Santa Teresa, donde representantes de la Abogacía granadina y colegiados han rendido tributo a su patrona, una mujer, según ha señalado el párroco, que supo discernir, como los abogados, el día de la noche, la verdad de la mentira y el bien del mal. Durante la liturgia, además, los asistentes han podido escuchar el especial repertorio preparado por el Coro colegial para la ocasión. Bajo la dirección de Pablo Guerrero Elorza, la agrupación ha entonado con maestría ‘In dulci iubilo’, de Gesius; ‘Kyrie’, ‘Sanctus’, ‘Benedictus’ y ‘Paz’, de Jacob de Haan; ‘Aleluya – Aclamación’, de Juan Alfonso García; o ‘Nada te turbe’, de Haendel.